GRANADA
BEATIFICACIÓN y CANONIZACIÓN
de la SIERVA DE DIOS
MARÍA STELLA DE JESÚS
IGLESIAS FIDALGO
(en el siglo: María
Aurelia)
Hermana
profesa de las Religiosas de María Inmaculada
(1899-1982)
DECRETO SOBRE LAS VIRTUDES
“En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos
hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis” (Mt 25,40).
Se podría decir que la Sierva de Dios María Stella de Jesús
Iglesias Fidalgo (en el siglo: María Aurelia) oyó ininterrumpidamente en su
propio corazón el eco de estas palabras del Evangelio de Jesús, las cuales
dieron forma a su estilo de vida y de acción. La sencillez con la que supo ver
a Cristo en las personas que encontraba, la humildad, la serenidad y el gozo con
que servía, sobre todo a los más pequeños y necesitados, suscitaron en quienes
la conocían un sentido de admiración y una verdadera fama de santidad.
La Sierva di Dio nació en el caserío de Barradiello de La
Riera de Colunga en Asturias el 12 de abril de 1899. Al día siguiente fue
bautizada. Séptima de doce hijos, creció feliz en una familia pobre de
recursos, ayudando a los adultos según sus propias posibilidades y sobre todo
cuidado de los más pequeños. La pobreza se acentuó a la muerte del padre en
1913, y los hijos se vieron obligados a emigrar a Argentina. La Sierva de Dios se
fue a Oviedo para trabajar como niñera en una familia. Allí frecuentaba la casa
de las Religiosas de María Inmaculada, fundadas por Santa Vicenta María López y
Vicuña para la acogida y formación de las jóvenes trabajadoras.
En esto contexto maduró la vocación de la Sierva de Dios,
entró en la Congregación y en 1926 emitió la profesión religiosa. Fue
destinada, primero a Córdoba, y desde 1935 hasta su muerte, excepto 3 años que
pasó en Almería, vivió en Granada.
La Guerra Civil dejó muchos huérfanos, de manera que el
Instituto se vio obligado a acoger y ayudar un elevado número de niñas. La Sierva
di Dio se prodigó por ellas con solicitud y alegría. Desempeñó también los
oficios de sacristana y responsable del lavadero y, durante muchos años, tuvo
el encargo de hacer las compras en la ciudad, de pedir limosna y de acompañar
las colegialas al médico. Este servicio fuera de casa le dio la oportunidad de
visitar y ayudar a jóvenes que habían sido colegialas y a sus familias, además
de conocer y socorrer a muchos pobres en la calle. Todos conocían a aquella
Hermana, pequeña de estatura, que en Granada andaba por las calles, los
hospitales, las oficinas, los comercios, las casas para llevar alivio a muchas
personas que, en la soledad y en la pobreza confiaban en ella, en su oración,
en su sonrisa llena de esperanza, humildad y confianza.
La Sierva de Dios, como verdadera religiosa que era, se
ponía cada día y en cada circunstancia a la escucha de lo que el Señor quería
de ella. Las prolongadas horas de oración y adoración eucarística y el rezo
casi continuo del Rosario, ofrecieron la imagen de quien no interrumpe la
presencia de Dios para servir a los otros ni deja aparte a los otros para
entrar en diálogo con el Señor.
Ejercía la caridad con verdadero corazón de madre,
escuchando a todos y dándose a todos. De esto se percibieron sus hermanas y las
niñas. Nunca hubo en ella un reproche o una queja, siempre tuvo palabras de
comprensión, amor y perdón. La serenidad del rostro y una alegría contagiosa
caracterizaron su vida de virtud y su consagración a Dios como esposo y
maestro.
En Granada, donde tanto había trabajado, se durmió
serenamente en el Señor el 24 de noviembre 1982.
En virtud de su fama de santidad, se abrió la Causa de
beatificación y canonización de la Sierva de Dios. Del 27 de enero al 27 de
junio 2008, en la Curia eclesiástica de Granada se celebró el Interrogatorio
Diocesano, que obtuvo el Decreto de validez jurídica de parte de esta Congregación
de las Causas de los Santos el 19 de junio 2009. Redactada la Positio, se discutió,
de la manera acostumbrada, si la Sierva de Dios había practicado en grado
heroico las virtudes cristianas. El 5 de noviembre 2020 los Consultores Teólogos
expresaron su parecer afirmativo. Los Padres Cardenales y Obispos, en la Sesión
Ordinaria, del 15 de junio de 2021, han reconocido que la Sierva di Dios ha practicado
en modo heroico las virtudes teologales, cardinales y añadidas.
El que suscribe Cardenal Prefecto ha comunicado todas estas
cosas al Sumo Pontífice Francisco. Su Santidad, acogiendo y ratificando los votos
de la Congregación de las Causas de los Santos, ha declarado hoy: Están
probadas las virtudes teologales Fe, Esperanza y Caridad para con Dios y para
con el prójimo, además de las cardinales de Prudencia, Justicia, Fortaleza y
Templanza y añadidas en grado heroico por la Sierva de Dios María Stella
Iglesias Fidalgo (en el siglo: María Aurelia), Hermana profesa de las Religiosas
de María Inmaculada, en el caso y para el fin de que se trata.
El Sumo Pontífice ha dispuesto luego que el presente decreto
sea publicado y se incluya en las actas de la Congregación de las Causas de los
Santos.
Dado en Roma el 19 de junio del año del Señor 2021.
Marcello Card. Semeraro
Prefecto
+ Fabio Fabene
Arz. tit. de
Montefiascone
Secretario