El jueves 21 de agosto de 1947, una pequeña aldea asturiana se vistió de luto... una religiosa en Granada sintió un extraño escalofrío... En el caserío de Barradiello, fallecía Genara Fidalgo Valle, a los 81 años, 9 meses y 20 días de edad. El acta de defunción anota que quedaban, de su matrimonio con Nicolás Iglesias, los hijos siguientes: Carmen, Germán, Herminia,
Fredesvinda, Rosario, Aurelia, Servanda y Vicente. De todos ellos, solamente Herminia y Fredesvinda permanecían aún en el hogar, rodeando de cariño y atenciones a aquella mujer fuerte que ahora se dormía en la paz de los justos... a aquella mujer que tenía cinco de sus hijos allende los mares y otra, religiosa en Andalucía: H. María Stella Iglesias.
La Sierva de Dios con su sobrino Senén Gutiérrez
Hacía doce años que H. María Stella había sido destinada a Granada y veintrés que había dado el último abrazo a su madre cuando se despidió de ella para entrar en la Congregación de Religiosas de María Inmaculada. Pero aquel 21 de agosto, la "comunión de los santos" entre Genara y su hija religiosa se hizo casi tangible... La Sierva de Dios, María Stella Iglesias, sintió la presencia cercana de su madre, de una forma distinta... una cercanía y una presencia que tal vez tiene mucho que ver con aquello que escribía san Pablo a los cristianos de Corinto: Ni ojo vio, ni oído oyó, ni por mente humana han pasado las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman.