El 21 de noviembre de 1982, la coincidencia de los calendarios civil y litúrgico, unía la fiesta de la Presentación de la Virgen y la Solemnidad de Cristo Rey. Era la última oportunidad que se les ofrecía a H. María Stella Iglesias y a H. Valentina Mardones de la comunidad de Religiosas de María Inmaculada en Granada, para renovar sus votos religiosos. A las dos, enfermas de gravedad, en aquella ocasión la Iglesia les ofrecía el consuelo de la fe, la oración de la comunidad y la Unción de los enfermos para sostenerlas en tramo final de su vida terrena.
A la sierva de Dios le bastaron tres días... el miércoles 24 de noviembre, con la misma sencillez y humildad con que había vivido se abandonó sin reservas en el Corazón de Jesús. La paz de su muerte se extendió como un suave perfume que atrajo a muchas personas hasta la antigua iglesia de Santiago, para rezar ante su cadáver, para dar gracias por tanto bien recibido y para implorar la ayuda de su intercesión en la certeza que ella ya podía ver a Dios tal y como Él es...
Hasta el lugar donde descansan los restos mortales de la sierva de Dios, siguen llegando peticiones de ayuda |
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